Llega septiembre, y llegan los mocos, esto es así. Y como no podemos hacer mucho por evitarlo, aparte de confiar en las medidas higiénicas como el lavado de manos, pues nos toca aprender a vivir con ellos y a manejarlos, porque siento decirte, que es muy probable, que hasta mayo, estén con nosotros. Te conté lo básico, sobre los mocos, en este artículo. Pero, ¿cuál es la mejor manera de limpiar los mocos a los niños?

Si ves algo de mocos, pero estos no molestan a tu peque, para dormir o comer, pues tampoco tenemos que hacer nada en especial, más que dejar el catarro lleve su curso. Si son molestos, ahí sí que tenemos que ayudarle.

Algunas de las recomendaciones básicas para el manejo de los mocos son:

  • Ofrecer agua/líquidos, mantener una buena hidratación es clave (esto permite que las secreciones estén más fluidas, y puedan salir, sin acumularse y provocar sobreinfecciones).

  • Lavados nasales, cuando precise. No se deben realizar de manera sistemática, si no, como te he explicado al inicio, cuando sean necesarios, esto suele ser antes de comer o dormir, si es cuando le molestan al peque.

¿Cómo realizar los lavados nasales?

Tenemos dos formas de hacerlo:

Lavado nasal + DRR:

Para llevar a cabo esta técnica, hacemos un lavado nasal, manteniendo la peque ligeramente recostado o sentado si es más mayor, instilando una pequeña cantidad de suero (con monodosis o jeringa) por cada orificio, sin ser bruscos.

Tras esto, echamos su cabecita hacia adelante para que salga el exceso de suero, y podemos proceder a realizar la maniobra DRR (desobstrucción, rinofaríngea, retrógrada) esto, lo haremos, aprovechando el lloro del niño, cuando vaya a realizar una inspiración (es decir, que vaya a coger aire) bloquearemos la mandíbula, para que la boca quede cerrada, y se realice una inspiración más forzada, arrastrando el moco.

Con esta maniobra, que a mi ver, es indispensable, conseguimos, que el moco se arrastre, y se lo trague. Así queda la vía aérea más despejada. No os asustéis, porque se trague el moco, ya que es una de las maneras más fisiológicas de eliminarlos, cuando no se los saben sonar.

Ducha nasal:

En este caso, el lavado es más continuo, pero también sin una presión excesiva. Es la continuidad del lavado lo que hará, arrastrar el moco.

Para realizar este tipo de lavados necesitamos una pera que rellenamos con suero salino fisiológico o bien, una jarra lota.

Y entonces, ¿cuándo aspiro?

Como ves, en estas recomendaciones, no te he hablado en ningún momento de aspirar los mocos. Sé que en el mercado, podemos encontrar diferentes aspiradores, y que muchas veces nos lo venden como un indispensable ya preparando la llegada del bebé. Pero esto no es así, no están recomendados, porque no se controla la presión de aspiración y además con su uso reiterado en un catarro, podemos hacer que la mucosa se lesione e irrite más, provocando más moco, justo el efecto contrario de lo que buscamos. Así que mi recomendación es que huyas de ellos.

Espero que después de esta información, os sintáis más preparados para afrontar los mocos, que nos acompañaran este otoño/invierno. ¡Qué la fuerza os acompañe!

Marta Espartosa

Enfermera pediátrica

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