Cuando nace un bebé, las primeras semanas son, muy caóticas. Ese pequeño/a, que acaba de salir de un lugar oscuro, con el ruido amortiguado, calientito, y líquido, en el que no distingue el día de la noche. A llegar a un lugar con mil estímulos lumínicos, con ruidos, en el que tiene que adaptar su respiración… no parece fácil, ¿verdad?

Los primeros días en brazos de sus papás, tampoco diferenciará, día y noche, sólo se deja llevar por su instinto y sus necesidades más básicas. Sin embargo, con el paso de las semanas, y primeros meses, lo empezaremos a ver más diferencia entre el día y la noche.

Hasta ese momento, lo único que podemos hacer es acompañarle y ayudarle a cubrir sus necesidades, pero cuando veamos estos indicios, de que sus ritmos circadianos están más acompasados con los nuestros, es el momento de comenzar a implantar ciertas rutinas.

Cuando hablamos de rutinas, me refiero a cosas sencillas, que más o menos mantengamos los horarios parecidos cada día (cuando son muy pequeñitos, pude que cada día ellos cambien un poquito) pero tener unos hábitos establecidos, tipo:

  • Levantarnos a la misma hora, aproximada.
  • Un ratito de paseo, compra o lo que sea y volver a casa.
  • Otra actividad por la tarde…
  • Ambiente tranquilo y luces bajas (desde una hora antes de ir a dormir, aproximadamente).

Aproximadamente, a partir de los 6 meses, podremos ver, que su hora de despertarse y las siestas que realiza a lo largo del día, tienen un horario más establecido. Además, se acerca el momento de iniciar la alimentación complementaria, y estos nos hace establecer nuevas rutinas.

Pero, ¿por qué recomendamos las rutinas en los bebés y niños?

  • Tener establecida una rutina, le permite, que el sueño durante el día este más estructurado (horario de las siestas y duración), duración del tiempo que permanece despierto, entre siesta y siesta, y el horario del sueño nocturno.
  • Estas rutinas repercuten en la calidad del sueño, y en la facilidad de conciliación del mismo.
  • Este esquema de rutinas y hábitos, permiten al bebé y niño, descubrir el mundo que le rodea, más fácilmente.
  • Además, el saber qué actividad va a tener lugar en cada momento, les ayuda a sentirse más cómodos y seguros.
  • La rutina, también va a ayudar, a fomentar el aprendizaje y adquirir más destreza en las diferentes tareas.

Seguro, que ahora entiendes, un poco mejor, la importancia de los hábitos y rutinas. Si hasta ahora, no le habías dado mucha importancia… ¡Es el momento de establecerlos!. También te recuerdo algo, con bastante sentido común, estas rutinas, son cambiantes, y se irán adaptando poco a poco a las necesidades del peque, conforme vaya eliminando siestas, y cambiando horarios.

Marta Espartosa
Enfermera pediátrica

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