Los bebés y niños, pasan por diferentes etapas, en cuanto a aceptación de unas u otras comidas, y de las cantidades que comen. Esto, en ocasiones, a los padres, nos genera muchas inquietudes, ¿Por qué ayer si, y hoy no lo quiere? ¿Hoy no tiene hambre? ¡Antes comía mejor! ¿Te suenan estos comentarios? ¿Podría ser “la crisis del primer año”?

Si tu bebé ya tiene unos meses y das pecho, a lo mejor has pasado por alguna de las “crisis de crecimiento” o si das biberón has visto como a temporadas, demanda más y más y otros se deja algo en el bibe. ¿Qué podemos hacer nosotros? Respetar sus señales de hambre y saciedad, poco más.

Aunque todos pasen por fases, es muy común encontrarnos, al año de vida, en consulta a padres preocupados porque sus peques comen mucho menos, o rechazan prácticamente toda la comida.

¿Qué pasa al año de vida? ¿Qué es la “crisis del primer año”?

Aunque a los progenitores, nos gustaría que siempre se acabasen el bibe o el plato entero, la realidad es que estos pequeños, saben regularse a la perfección, sin que nadie les tengamos que decir lo que tienen que comer.

El crecimiento durante el primer año, es increíble, el bebé crece y engorda a mucha velocidad, pero si siguieran creciendo a ese ritmo ¡serían gigantes!, así que llega un momento este ritmo se ralentiza, esto ocurre en torno al año de vida.

Así, que como el cuerpo es una máquina perfecta, si el ritmo de crecimiento es menor, el cuerpo de tu bebé necesita menos calorías, y por eso come menos, ¿parece sencillo, verdad?

Pero es que mi hijo, no come, nada de nada.

La “crisis del primer año” puede ser más o menos acusada, dependiendo del niño. Y la duración aproximada del “groso” es entre 2-6 semanas. En torno a los 15-18 meses, la velocidad de crecimiento vuelve a aumentar, y vuelven a recuperar el interés por la comida.

Aunque puede ser muy frustrante, ver que día tras día se niegan a comer, debemos mantener la calma y no obligarles. Permitir que se sigan autorregulando, nos hace seguir construyendo una relación sana con la comida.

Pues comida no querrá, pero teta, sigue pidiendo.

Que reduzcan el interés por la comida, no significa que no sigan demando pecho o bibe. Es muy común, en estos momentos, recibir consejos del tipo: si le quitas la leche, seguro que come. Pero esto, está lejos de ser así, la leche es un alimento válido y completo para ellos en estos momentos, y quitarla no hará que recuperen el interés por la comida.

¿Hay algo que pueda hacer?

Por supuesto que sí, respetarle, acompañarle y confiar en lo que su cuerpo le pide. Esto nos puede costar una buena dosis de paciencia, pero es lo mejor que podemos hacer por nuestro hijo.

Si nos hace sentir más seguro, podemos comentarlo con el pediatra, para que nos asegure que todo está bien, y podamos seguir acompañándole con paciencia. Al fin y al cabo, nosotros tampoco comemos siempre lo mismo, ni estamos igual de predispuestos, ¿verdad?

Marta Espartosa

Enfermera pediátrica

También puedes leer:

Tu primera compra tiene un 10% de descuento. Haakaa 100% silicona de alta calidad. Consiguelo aquí

Por favor selecciona un producto
Abrir chat
Haakaa responde
¡Hola! ¿Dinos cómo podemos ayudarte desde Haakaa?