Podcast 12. Salud mental

Logo del podcast Mujeres en la onda

Contamos con más de 30 podcast con información valiosa para ti. En estos podcast se tratan todos esos temas que como mujer te afectan e interesan. Hechos desde el corazón.

Descárgatelos en: Ivoxx Spotify.

Trascripción del podcast

Estamos en radio Onda Aragonesa, es la una y un minuto y empieza Bihotz Mujeres en Onda.

Hoy venimos a hablar de lo que toca en septiembre. De la vuelta al cole, de volver a esas rutinas que solemos tener o que puede ser que mucha gente estuviera deseando. ¿No sé por qué será? Siendo 2 de septiembre… Empiezan muchas cosas en septiembre.

Hemos venido a hablar de las post vacaciones. Creo que la mayoría de la gente estaremos en ese punto de volver de vacaciones.

Edu, ¿tú no? 

Tenemos al técnico por aquí que nos dice que no ha cogido vacaciones y no puede ser. La radio no tiene vacaciones, Edu. 

Edu: Hola Ariane. 

No. La radio no para. No se puede parar. 

Entonces, ¿cómo vas a pedir vacaciones entonces? No pidas.

Edu: Eso es un privilegio. Por eso también evito el síndrome este.

Estate muy atento, porque hoy nos acompaña Victoria Martínez Vicente, quien es directora del Centro de Psicología Victoria Martínez y es psicóloga sanitaria y psicoterapeuta. 

¡Buenos días, Victoria! ¿Cómo estás? ¿Qué tal agosto? Sé que estás de vuelta.

 

Victoria: Ayer me incorporé.

¡Está negra! Hay que decirlo, ¡por Dios! Me he puesto al lado de ella y yo pensaba que estaba morena. Pero ¿qué ha pasado?

V: Bueno, ha pasado que he estado mucho tiempo en la playa.

Si, ¿eh? ¡Qué gusto!

En la radio como no tenemos vacaciones, no sabemos lo que es estar ahí como un lagarto.

V: Desconectando. Qué es lo que tocaba.

Sí, pero ahora mismo cuando estábamos hablando de las post vacaciones, yo soy de las que piensa que yo quiero volver a la rutina. Por favor, las vacaciones se me han hecho muy largas…  

V: Pero ¿es que has tenido dos meses de vacaciones?

No. No he tenido vacaciones directamente, pero son muy largos los meses.

 

V: Muchas veces necesitamos la rutina. No tanto el no tener vacaciones o el volver a trabajar, sino esa rutina de horarios que nos va estructurando; sobre todo cuando hay niños pequeños en casa.

¡Ahí le has dado!

V: Eso es lo que te estaba pasando a ti.

Hablando de la salud mental, del cerebro, de la cabeza, parece que no le damos la importancia que tiene en muchísimas ocasiones. Hay un estudio reciente que dice que el 41% de españoles sufre o sufrirá un síndrome postvacacional. Casi el 50% de la población va a tener un síndrome postvacacional.

 

V: Pero no tenemos que alarmarnos porque esto dura muy pocos días. No es algo para preocuparnos.

¿Qué es un síndrome postvacacional? Porque a ver si yo voy a tener algún factor o no, o algún oyente lo tiene y dice: “Esto no sé lo que es”.

V: El síndrome postvacacional es una sensación que tenemos los primeros días tras la vuelta de las vacaciones y cuando nos toca incorporarnos a nuestra actividad laboral, en la que podemos sentir mayor cansancio, fatiga, sensación de ansiedad, estrés, falta de motivación, falta de energía… Sentir que se nos hace cuesta arriba esa vuelta.

¿Hay que tener todos los síntomas? Porque estoy pensando en todos ellos y hay dos que no tengo.

V: No es necesario tenerlos todos, pero tampoco tenemos que darle mayor importancia. Aproximadamente suele durar dos, tres días y como mucho se puede alargar hasta las dos, tres semanas. Esto entraría dentro de lo normal, no pasa nada. Sí que veremos ahora qué podemos hacer para evitarlo; podemos dar algunas ideas que nos ayuden a llevarlo mejor.

 

Sí, porque habrá gente que aún no habrá vuelto, que estará ahí en un sí o un no y habrá que marcarles esas pautas.

V: Como digo, lo habitual es que dure dos, tres días y como mucho pueda extenderse a unas dos, tres semanas. Después, esto desaparece. Sería una dificultad en la adaptación a nuestra rutina habitual – laboral.

Antes de meternos en esa materia, yo creo que hay que saber otras antes de meternos en esa concretamente. Antes decíamos que no le damos importancia a la salud mental, y creo que hay que empezar partiendo de ahí. ¿Por qué no le damos importancia a la salud mental?, cuando al final el cerebro, aparte del corazón, es lo que está moviendo todo. Al final, muchas cosas que nos pasan vienen por los pensamientos que tenemos, por cómo reaccionamos, por cómo gestionamos lo que sentimos… ¿Dónde está esa importancia? ¿Qué habría que destacar de la salud mental?

V: Creo que ahora con la pandemia sí que está habiendo un cambio. Estamos observando que la salud ha pasado para todos a un primer plano, y no solo la salud física. Hasta ahora, como tu muy bien decías, la salud mental iba muy por detrás y parece que la gente no le daba tanta importancia como a la salud física. Ahora que la pandemia nos ha puesto en primer plano lo importante que es nuestra salud, creo que la gente sí que está tomando mayor conciencia de su bienestar emocional, su salud mental, el poder estar con pensamientos tranquilizadores y no angustiosos; está tomando mayor presencia. De hecho, lo notamos en un aumento considerable de las consultas a raíz de la pandemia, también, porque a la gente lógicamente le está pasando factura y se encuentra peor con esta situación. Pero yo creo que esto empieza a cambiar, que la gente ya no tiene tanto reparo ir al psicólogo como podía suceder hace unos años.

¡Eso era horrible! “Al psicólogo son van los locos”. ¿Por qué?

V: Siempre he dicho que, para mí, las personas más sanas son las personas que están en consulta. Al final, es la gente que tiene la capacidad de pedir ayuda cuando siente que tiene esa necesidad. Creo que también ha ayudado mucho el que muchos personajes públicos, muchos deportistas, muchos famosos, han reconocido que iban al psicólogo, pero no con nada de vergüenza, sino al contrario, no visibilizando lo importante que para ellos ha sido la terapia.

Me encanta que digas esto, porque antes estaba haciendo mención de programas como el del parto. Hablamos del parto de Nines, una chica que tuvo una problemática en el parto bastante “heavy”. Incluso, estamos hablando de que ha denunciado al hospital por ello. Pero es que este mismo tema lo hemos tratado en deporte. Es lo que decías tú ahora, estuvimos aquí con María José Puello, con Sheila, hablamos por teléfono con Yolanda Soler (deportistas de alto nivel) y ellas decían que sí, que el físico es muy importante, que la preparación física es brutal, pero que si no tienes la cabeza… Es que determina. 

Cuando hicimos el programa del balance de los juegos olímpicos nos decía que ella cuando fue a las olimpiadas llegó al kilómetro 35 (creo que fue cuando nos dijo) y que se quería ir, que quería saltar la valla e irse. Tenía la familia ahí, “salto la valla y me voy”. Su entrenador le dijo: “Mira el pebetero y el que no acaba no es olímpico”. Y ahí su cabeza hizo clic, dice que no se acuerda de nada, pero que ella llegó. Entonces, ahí por mucho que el cuerpo llegase, pudiese o no pudiese, para mí ahí fue la cabeza…

V: Sin duda. Es que no podemos separar lo que es nuestra salud física de la salud mental. Al final, somos cuerpo y mente, todo unido. Y se va a ver reflejado, el malestar emocional que no podamos estar gestionando, va a verse reflejado en el cuerpo. Y viceversa, el malestar físico también va a repercutir sobre nuestro estado emocional.

Exacto. Es importante y me gusta eso, cómo verlo, como decir “es que está todo ligado”. 

En todos los programas hemos hablado de psicología, de la cabeza, de cómo influye, de cómo empoderarse… Al final, la información es poder y si sabes gestionar esa información y la tienes en tu cabeza podrás seguir creciendo.

 

V: Es fundamental una buena gestión de nuestras emociones. El gestionar nuestras emociones de manera saludable, y esto es algo que no nos han enseñado a hacer. Lamentablemente no hemos tenido una educación emocional que nos permita llegar a la etapa adulta teniendo una buena gestión emocional, sino que cada uno hemos hecho lo que buenamente hemos podido, y, sobre todo, además, con una educación que en muchas ocasiones iba en contra de lo que hoy en día sabemos científicamente que es saludable.

¿Cuántas veces se les ha dicho a los niños “no llores”? Y hoy en día sabemos que es necesario llorar para drenar aquellas emociones que nos están generando malestar.

Sí, es que ese es otro gran melón. Ahí ya metemos educación… Ya sabes que yo cuando me meto en ese… ¡Madre mía! Se me va. Pero antes de llegar a eso, que vamos a llegar, que ese melón lo vamos a abrir hoy, si que me parece importante, porque hace poco que vi un directo en redes sociales de una chica que además es amiga, que hablaba con Mara, ¿no sé si la conoces? Se llama Croquetamente en redes sociales. Es una chica que tiene TCA, que es trastorno de la conducta alimentaria. Ella hablaba del sentimiento. Entonces, yo creo que aquí hay que marcar algo que creo que es importante y es, ¿qué síntomas, que pautas o que puede hacerme a mí que diga: “esto que estoy pensando, esto que estoy sintiendo, esto que estoy haciendo, no lo puedo gestionar”? Desde un principio, ósea, quiero que se me entienda, no quiero que lleguemos a un TCA evidentemente, pero sí que haya conductas que digas: “esto debería ir”. Partiendo del principal, ósea, desde la base.

V: En cualquier momento que veamos que una situación de malestar emocional o psíquico se está manteniendo en el tiempo prolongadamente, ahí ya es un indicador, aunque no sea sintomatología grave. 

Lo que observamos en las consultas es que la gente pide ayuda muy tarde y cuando piden ayuda, tenemos mucho trabajo por hacer y por eso suelen alargarse muchos procesos terapéuticos. En realidad, cuando la gente viene en un inicio, esto que hablamos en tantas otras patologías, en tantas otras especialidades que es la importancia de un diagnóstico precoz y de poder empezar a tratar desde el inicio de los síntomas, en salud mental sucede exactamente lo mismo. Entonces, ante los primeros síntomas una persona pide ayuda y va a ser un trabajo terapéutico muy rápido, muy breve y con un muy buen pronóstico. 

Sin embargo, como te digo, observamos que la gente tarda mucho en pedir ayuda, porque todavía en nuestra cultura parece que haya personas que les cuesta. Todavía escuchamos esto de “los trapos sucios se lavan en casa”, o “yo no necesito que me ayuden a resolver mis problemas”. Y no se trata de eso. Yo siempre pongo un ejemplo y es que tengo muy claro que si a mí se me rompe la tubería de la cocina no me voy a molestar en intentar arreglarla yo. No voy a intentar empoderarme de “yo puedo, yo lo hago, no necesito a nadie”. Te aseguro que lo primero que voy a hacer es buscar el teléfono de un especialista, que venga un fontanero lo antes posible a casa y que lo solucione rápidamente, porque si no, además de la tubería rota, estoy segura de que los muebles de la cocina van a empezar a coger agua, va salir hasta el pasillo, el parqué, pintura… Y después vamos a tener mucha más reparación que hacer. En salud mental sucede exactamente lo mismo. En aquel momento que yo voy viendo que algo se está prolongando, que no es simplemente algo acorde a la situación que estoy viviendo, sino que esto ya se mantiene… 

Podemos hablar de síntomas muy diversos, por ejemplo, es normal que todos en algún momento en la sociedad actual sintamos estrés, pero una cosa es sentir estrés de manera concreta y puntual y otra que veamos que esto se está manteniendo a lo largo de los meses. Si acudimos a la consulta de un especialista simplemente cuando notamos estos síntomas de estrés, nos van a dar herramientas, ejercicios concretos que vamos a poder hacer en casa y nos van a ayudar, y en pocas sesiones vamos a encontrar la mejoría y no vamos a tener, como te decía, que hacer un tratamiento muy prolongado, sino que ha sido algo muy breve y muy específico. Sin embargo, si no acudimos con esos síntomas y vamos un año más tarde, será mucho más complicado, porque sobre todo van a entrar en juego los pensamientos rumiantes, van a parecer ya los pensamientos catastróficos y va a aparecer ya otro tipo de estructura que se va a ir complicando mucho más. Entonces, desde esa situación de estrés hasta cuando vemos que tenemos miedos que nos están limitando… Hay personas que viven con mucho miedo a diversas cosas, además, el miedo es una emoción natural que vamos a sentir todos, pero siempre tenemos que ver si ese miedo nos está limitando en nuestra vida o no.

 

Si es que ahí está. Estás hablando y mi cabeza está con tantos temas, porque claro, te derivan todos a tu gestión de las emociones, a como las gestiones y a las que hayas vivido. Porque si es verdad que pienso que aquí mucha gente dirá: “ya, pero es que probablemente esto es una bola de lana que tiras y tiras y es un nudo que te lleva a otro y a otro y a ese otro… No es: “bueno, estoy así”, pero claro, ¿estoy así por qué? Porque mucha gente se pregunta qué les falta, ¿por qué me siento así?

V: Sí. Muchas personas tienen un malestar emocional en un momento concreto y no saben de dónde viene; no son conscientes. Entonces, ese es un motivo, por ejemplo, para pedir una ayuda profesional que nos ayude a descifrar de dónde está viniendo.

¿Y el miedo que puede tener esa gente a abrir un baúl que no esté preparado? Porque hay mucha gente que te dice: “es que no sé. Si voy le voy a decir que me siento así, no sé por qué y encima se va a abrir algo que no sé si voy a saber gestionar”.

V: Es fundamental, como yo les transmito siempre a mi equipo, cuando estoy dando formación para otros psicólogos, algo fundamental es que tenemos que ser los profesionales quienes nos adaptemos al ritmo del paciente. Entonces, esto no es algo estructurado. Es importantísimo que seamos nosotros quienes nos adaptemos al ritmo del paciente tanto en cuanto a la parte de ver qué recursos puede ir desarrollando como cuanto nivel de malestar puede soportar en ese momento. Porque es verdad, como tu muy bien dices, hay personas que si abrimos toda la caja de pandora nos podemos encontrar que hay un trauma infantil y que desconocía o que en ese momento no tienen los recursos suficientes para enfrentarse a ello. Entonces, eso hay que abordarlo cuando ya hemos dotado al paciente de estrategias para ir enfrentándose a todo ello.

 

Claro. Yo me he encontrado muchas veces con eso: “yo me siento así”.

Oye, ¿por qué no vas a un profesional? Lo hablas con él, te dará unas pautas y te dirá como se hace. 

Ya, pero es que esto me puede derivar o venir de… Y no sé, me da miedo”. Y se quedan ahí y dices: “pero es que ahí se va a quedar guardado”.

V: Claro. Para eso estamos nosotros, para ir haciendo de sostén en ese momento y sujetar a esa persona en esos eventos que todavía no está preparado para soportar por sí mismo.

Lo que decías, que al final, cuando te duele el estómago, cuando te duele el brazo… Vas al profesional y tratas esa parte del cuerpo, ese órgano.  Sin embargo, la cabeza no. Ósea, el cerebro no es un órgano nuestro por lo visto. Entonces, ¿para qué viene un profesional? Se lo voy a contar a la vecina de al lado que me escucha. 

Muchas veces dices: “cuéntaselo a alguien, lo sueltas y ya está”. ¿Seguro que ya está?

V: Yo creo que también a esto ha perjudicado bastante el que la gente tiene mucho desconocimiento de que es lo que hacemos los psicólogos. Hay una creencia popular que consiste en que nos dedicamos a escuchar simplemente, y en absoluto tiene que ver con esto. Es verdad que una parte importante de nuestro trabajo se sostiene sobre la escucha activa, pero no es un escuchar cómo te va a escuchar tu vecina.

Para empezar, que nosotros no vamos a dar ningún consejo, bastante tenemos con nuestra vida personal como para ir aconsejando a nadie, no es esa nuestra función, sino que es aplicar herramientas demostradas científicamente que tienen una utilidad para eso que queremos tratar. Y, además, hoy en día, que estamos hablando ya de que tenemos terapias de tercera generación que ni siquiera se basan en la palabra.

¿Tercera generación, qué es eso?

V: Están las terapias de primera, de psicoanálisis, en las que efectivamente la escucha era la herramienta principal, pero que no era escuchar y ya está, sino que como te decía, había un objetivo.

Después está la siguiente etapa de las terapias, que son cuando ya aparecen las terapias cognitivo – conductuales que tienen una base científica y que desde luego está todo sujeto al método científico.

Por último, estos últimos años, piensa que en el campo de la neurociencia toda la investigación que ha habido a la hora de poder estudiar el cerebro, a nivel de resonancia magnética… Toda la tecnología permite estudiar el cerebro de una manera que hace años no se podía. Entonces, todo esto ha desarrollado muchísimo el campo de las neurociencias. Hoy en día se puede saber cuál es el área cerebral que se estimula cuando ves a la persona que te gusta y esto eso hace unos años era impensable.

Entonces, cuando la tecnología ha permitido hacer este estudio, claro, también esto ha conllevado un tipo de terapias y herramientas en psicología que no tienen que ver sólo con la palabra.

¿Qué es lo que se ha descubierto?

Cuando hay, por ejemplo, un trauma psíquico, la palabra por sí sola no es suficiente. 

¿Por qué? 

Por esto que decías al principio, de que cuerpo y mente están totalmente unidos, entonces, tenemos que acceder a un tipo de terapias más corporales también. Nuestras células tienen memoria (esto seguro que lo habéis escuchado en muchas ocasiones, pero no terminamos de tener claro que es).

Y además, cuando decimos: “vuelve a hacer deporte y quien ha hecho deporte el cuerpo tiene memoria”.

V: Efectivamente es así, nuestras células tienen memoria y donde ha habido un trauma también queda esa parte grabada en el cuerpo. Entonces, utilizamos otro tipo de herramientas terapéuticas que no solo se basan en la palabra. Te pongo un ejemplo, Mindfulness, está basado en el cuerpo, lo que estamos trabajando sobre todo, entonces, es de la unión de mente y cuerpo. Yo creo que es la más conocida. Pero luego estamos hablando de otro tipo de herramientas como, por ejemplo, MDR (ahí sí que entraríamos en más tecnicismos. Voy a intentar explicarlo de una manera muy escueta y fácil).

 

Si, para que los oyentes también vean que no es un “voy, estoy sentada en un sillón, le estoy contando mi vida y ya está. Me he desahogado. Que hago lo mismo con la vecina de enfrente, que total, ¿para qué necesito eso?”

 

V: MDR es una técnica que se basa en la sincronización de los hemisferios cerebrales. Entonces, la OMS (que ya sé que ha pedido un poco de credibilidad, pero todavía lo tomaremos como referente) declara que es la técnica más eficaz para el tratamiento del trauma psíquico. De hecho, cuando hay algún evento catastrófico como los terremotos de Italia, siempre piden psicólogos formados en MDR. Como te digo, es la técnica más eficaz para el tratamiento del trauma psíquico, porque se considera que el cerebro tiene la propia capacidad de regeneración. Si tú te haces una herida en un brazo, aunque no te la cures, tu piel va a intentar hacer esa cicatrización. Pues nuestro cerebro también tiene un sistema propio de curación, simplemente a veces se queda encapsulada la información entre un hemisferio cerebral y el otro cuando se produce un evento traumático, porque no podríamos soportar… 

Claro, es que esto me lleva todo el rato a las emociones. Al final, una persona tiene un trauma y de ese trauma sin meternos en tacto tecnicismo, lo soluciona de una forma u otra, adoptará una posición u otra que entiendo que eso profesionalmente está estudiado, el por qué esa persona adopta ese rol o adopta otro rol, por decirlo así. 

V: En MDR lo que intentamos es restaurar ese malestar que se ha producido a través de la sincronización de los hemisferios cerebrales. Pero hablamos también de realidad virtual, nosotros trabajamos con realidad virtual para el tratamiento de las fobias. Estamos hablando que hoy en día sí que contamos con herramientas muy avanzadas y desarrolladas. Claro, no necesito subir a una persona al avión para tratar ahí in situ esa fobia que tiene a volar, sino que la realidad virtual me permite hacerlo de esa manera.

Puedo decir, así como anécdota, que lo descubrí hace poco y hay veces que hasta me choca que lo haya descubierto así, pero las redes sociales hay veces que sirven para algo, y es que alguien (no recuerdo quien) habló que de repente había descubierto que tenía fobia al mar, pero no al mar como tal, sino que a la sensación de oscuridad debajo tuya, al que vaya a pasar algo. Solo de pensarlo se me encoge el estómago. Y empezaba a leer las características y decía: “es que yo eso lo he sentido”. 

Yo ahora mismo, porque me lo hicieron sin yo ser consciente que me pasaba eso, me pusieron las gafas de realidad virtual, estaba metida en una jaula y aparecía un tiburón de repente… El grito que pegué… Esto nunca más. 

Además, se vieron en un momento tenso porque yo me puse blanca, me puse fatal. No sabía por qué. Y dices que la realidad virtual te pueda ayudar a superar esos miedos… Porque al final, mucha gente te podrá decir: “en Zaragoza no hay mar, ósea, que tampoco lo necesitas, superar o no superar”. Pero si que es verdad, que a mí por ejemplo tener esa fobia… ¿Para qué la quiero?

 

V: Es que a veces no hablamos de fobias que digas puedes evitar, es que hay personas que tienen fobia a subir a un ascensor o una resonancia magnética y te la tienes que hacer por salud y te la tienes que hacer, ¿no? O a hablar en público, por ejemplo. O a enfrentarse a los exámenes… Entonces, todos estos escenarios los podemos tratar mediante realidad virtual, que, desde luego, nos van a permitir una mejor inmersión del paciente en esas situaciones.

Hay una cosa que no hemos dicho, que era como novedad y que lo hemos estado publicando en redes sociales, y era que a partir de hoy, justo, empezábamos a lanzar el que la gente pudiese escribirnos en directo y resolver las dudas. Y sí que es verdad que yo no he dicho ni el teléfono ni nada y me han dicho que hay mensajes. ¡Esto me parece maravilloso, Edu! 

Edu: Correcto. Pero es que tenemos más oyentes también, ¡eh!

Me refiero a que no quería darle mucho bombo. Digo, bueno, es el primer día y tal…

Edu: Sí que hay que darle el bombo porque si no eso quiere decir que no nos van a llegar los mensajes. 

El número al que nos tienen que enviar esos mensajes es el 680 88 82 87

Te tengo decir que me encanta, porque mi fecha de nacimiento es 8 del 8 del 88, para el que me quiera felicitar, entonces, tantos ochos en el teléfono me parece maravilloso.

Edu: Muy ochentero por todos lados.

Nos ha llegado un mensaje de uno de nuestros oyentes que nos manda un mensaje desde Sevilla, nuestro amigo Pedro. Nos dice, primero nos manda un mensaje de texto: “Buenos días. Bonita programación, bonito programa”. Y luego nos mandaba este mensaje de audio:

Buenos días. 

Yo tuve un caso, fue una depresión con la muerte de un perro mío. Me eché la culpa de que había muerto. Yo le tenía mucho cariño, me quería mucho él a mí. Tuve una depresión y resulta que el médico de cabecera me mando al psiquiatra y el psiquiatra me dijo: “mira, tú vas al campo de fútbol, estás en el público y el árbitro pita un penalti y hay una persona en público que le da un infarto y no tiene culpa, ¿a qué no? Pues igual te pasa a ti, ¿vale?” 

Me dijo eso y se me quitó toda culpabilidad sobre la muerte”.

Edu: Este era el mensaje de nuestro amigo Pedro Ibarra.

Muchas gracias, Pedro, por contactarnos. 

Aquí tengo a Victoria, que más que ella nadie puede contestar ese mensaje. Cuéntanos, ¿qué ves ahí?

V: Bueno, lo primero, me alegro de estrenar yo… 

En primer lugar, agradecer a Pedro que se haya abierto de esa manera. Esta es la manera que podemos normalizar ir al psiquiatra, ir al psicólogo. Evidentemente, por el tema en cuestión que ha tratado y que es un tema que le pasa a mucha gente también y es el duelo por las mascotas. Parece que se le da importancia a los duelos cuando son familiares, pero no cuando son animales. Y para mucha gente su mascota es un miembro más de la familia. Y es algo que de verdad que sí que en consulta vemos con mucha frecuencia, el que las personas ven que no terminan de encontrarse bien.

De arrancar después de ese duelo, de decir “pues yo me encuentro mal”. Mucha gente encima les quitará hierro “chico, era solo un perro. Era solo un gato. Era solo un pez…”

V: Ya sabemos la cantidad de duelos que no hay permitidos en nuestra sociedad.

Y algo importante que ha comentado Pedro, que esa metáfora que le puso el psiquiatra que puede parecer sencillo, pero que a él le ayudó tanto, al final, lo que estaba haciendo era trabajar con él la culpa. Recolocó dónde estaba esa responsabilidad y una metáfora le sirvió a él.

Yo creo que ese cambio, tú lo que sientes es culpa y no tienes que tener la culpa sino que es donde estaba tu responsabilidad ahí para poder encajar bien hasta qué punto había responsabilidad o no. No sabemos bien que ha pasado ni cómo ha sido, pero claro, por lo que él cuenta, probablemente, no llegaba ahí su responsabilidad. Un poco por donde ha ido el hilo.

V: Y esta es una parte importante lo que hacemos en las sesiones de terapia, al final es ayudar a las personas a que sus emociones no estén mediatizadas por pensamientos automáticos.

Y aceptadas también. Yo sobre todo pienso, igual no estamos yendo un poco, pero en todas las personas mayores, con lo que han vivido, todo lo que se han echado a la mochila y que eso de “tira pa’lante”. Ya, pero a dónde te lleva el “tirar pa’lante”, porque tienes una mochila cargada de duelo, de conflictos, de imágenes… También decirlo, porque al final, yo recuerdo que mi abuela en su día decía: “Yo comía palomas”. Y yo flipaba, yo decía: “pero tu abuela, ¿qué me estás contando?” No había para comer. Ósea, todas esas imágenes, todo eso que han pasado, al final creo que hace mella. Sabemos que hace mella. 

Entonces, qué importante es aprender a gestionar las emociones y ahí es donde hablamos de la inteligencia emocional. Mucha gente se estará preguntando: “Inteligencia y emoción, ¿cómo puede ser esto?” 

¿Qué nexo hay entre la inteligencia y la emoción?

V: La inteligencia emocional es la capacidad de aprender a gestionar nuestras emociones de una manera saludable, así como interpretar las emociones de los demás y dar una respuesta acorde a ellas. Es el poder descifrar el código de las emociones.

Y luego lo que decíamos antes, el aceptarlas, validarlas, es decir, estoy así y me permito estar así durante equis tiempo, acompañados de un profesional, etc., pero yo creo que muchas veces no nos permitimos estar así.

V: Claro, es que pasamos a extremos. Por un lado, hablamos de que hay una parte de la población negadora a la hora de pedir ayuda y que no dan importancia a la salud mental, y por otra parte vemos también que hay otra tendencia a patologizar la vida cotidiana. Y que hay situaciones por las que todos tenemos que pasar y que forman parte de la vida cotidiana.

Ponnos un ejemplo.

V: Por ejemplo, ahora que parece que los niños se van a traumatizar por cualquier cosa que se les diga, en el cole o suspensos… Y no tiene nada que ver con eso. Saltamos de un extremo a otro. También tenemos que confiar en la capacidad del ser humano de sobreponerse a la adversidad, porque si no lo que estamos haciendo es adolescentes con nada de tolerancia a la frustración, con una capacidad muy baja. Entonces, ni podemos estar en un extremo ni tampoco aquí pensar…

 

Si. Antes decías de “no llores”. Esa frase maravillosa que hemos oído veinte mil veces: “no llores que no pasa nada”. Lo dices obviamente para calmar a ese niño, pero claro, si tú eres un “no llores” constantemente, lo tienes metido en una burbuja en todos los aspectos. Al final, ¿qué aprendizaje tiene ese niño?

V: Claro. Hay muy poca resiliencia, muy poca capacidad de sobreponerse a la adversidad.

Exacto. Partimos de la base de que criar es complicado y más cuando lo quieres hacer conscientemente, pero sí que al final hay que seguir ciertas pautas y sobre todo pensando en la evolución de ese niño. 

Hoy, por ejemplo, primer día de guarde, nunca había ido mi peque a la guarde, con lo cual ha sido la de adaptación. “Una horita vas a ir”, ósea, la frustración que ha sentido y como se ha sentido cuando mamá la ha abandonado, porque al final ese sentimiento lo tiene. Ósea, mamá la ha abandonado y cuando ha salido su gestión ha sido “estoy enfadada contigo. No te quiero ni ver”. En vez de lo típico de ¡Mamá! 

Al final, cada individuo afronta un reto de una forma u otra. Ahí está la inteligencia emocional, cómo gestiona esas emociones. Habrá niños que habrán salido: “Corre mamá, que te cojo, que te abrazo, no te suelto…”.

V: Yo, sobre todo, donde veo el principal problema es que no sé en qué momento los adultos hemos creído que nuestros hijos tienen que aprender a gestionar sus emociones por sí solos, ¿eso de donde nos lo hemos sacado? 

Todos los que somos padres y madres sabemos la cantidad de veces que tenemos que estar ahí implicados con nuestros hijos para que aprendan cualquier cosa de la vida cotidiana. A cepillarse los dientes, de hecho, el ser humano no sabe hablar, leer, escribir, vestirse… Si no hay un adulto que le enseñe. Sin embargo, creemos que las emociones tienen que aprender a gestionarlas por sí solos, cuando yo conozco a mucha gente de 40 que todavía no ha aprendido cómo hacerlo. Entonces, es una función del adulto acompañar a nuestros pequeños en este aprendizaje, en la gestión de las emociones.

 

Yo creo que, a mi me encanta la palabra y es “validarlas”. Ha salido y le digo: “ya sé que estás enfadada con mamá porque has entrado a la guarde y no ha entrado mamá´, pero mamá no puede entrar”. Ósea, al final es explicárselo. A veces dices: “Chica, se lo estás explicando a una niña de 18 meses…”

V: Es importante poner palabras a eso que les está sucediendo.

Es que partimos de lo que dices, no las va a aprender por si sola. Porque probablemente a la de 6 que tengo, no sabe. Ósea, cada vez saben más, ¿no?, es decir, cuando están frustrados, cuando están enfadados… Las básicas sí, pero cuando es una emoción compleja, no saben determinarla. Entonces, si una niña de 6 no lo sabe y uno de 40 estamos diciendo que tampoco… ¿Qué podemos hacer?

V: Te voy a contar algo que te va a gustar mucho Ariane. En nuestro centro llevamos años con un proyecto…

Encima en un centro muy bonito, que sé que te has mudado no hace mucho. ¿En qué calle está, por cierto?

V: Estamos en la calle San Miguel, número 1, esquina con independencia. Nos trasladamos de centro a uno con unas instalaciones mucho más grandes que nos permitían trabajar más acorde con las necesidades de este momento. Pues hace un año hicimos el traslado. 

Este centro nos presta una sala de formación que era algo importante para mí, porque en la consulta anterior donde llevaba muchos años no teníamos este espacio. Y uno de los proyectos importantes que tenemos es Emociónate, que es tanto libros, cuentos y material de juegos de mesa para trabajar las emociones con nuestros peques, pero también llevamos años con los talleres para niños sobre inteligencia emocional. Y este nuevo centro sí que nos permite poderlos desarrollar allí en nuestras propias instalaciones. 

Empezamos curso nuevo de inteligencia emocional para niños el próximo octubre. 

 

En nada. Ya lo tenéis todo preparado, el centro, todo… ¡Si es que no os queda nada ya!

V: Ya lo tenemos todo preparado. Estamos con muchas ganas de volver a coger niños.

Durante el 2020, el curso pasado no hemos hecho talleres para niños ni para adultos tampoco, porque considerábamos que así tenía que ser, pero bueno, ahora ya vamos a hacerlo con todas las medidas de seguridad, plazas muy limitadas, evidentemente, vamos a reducir el número de niños por grupo, pero tenemos muchas ganas de trabajar con nuestros peques y enseñarles a gestionar sus emociones.

 

Pues sí, porque es lo que estábamos hablando, si a los niños hay que enseñarles y sabemos que hay adultos que no lo saben hacer… Pensaros también en hacer talleres para adultos, ¿eh?

 

V: Los tenemos también. De hecho, hacemos un combinado para aquellos niños que vienen a nuestros talleres, los papás tienen también la formación, les damos también sesiones a los padres, charlas y cursos de como ir acompañando a sus hijos para que toda la familia vaya creciendo.

Y yo creo cada vez más, la pandemia, es un poco lo que decíamos, nos ha derivado a esto, a mirar la salud mental, a mirar el cómo superar esos baches que nos iban poniendo (que algunos han sido muy gordos) y saber afrontar esas emociones.

Tenemos un poco más de 15 minutos para hablar del síndrome postvacacional. Lo hablamos muchas veces cómo algo así “light”, pero puede ser que no sea tan light…

V: En la mayoría de las personas va a ser algo “light”. Igual que digo que cuando otros temas hay que ir al psicólogo corriendo, con este no. Tranquilos, que va a ser un porcentaje mínimo de la población el que tras pasadas tres semanas va a ver que se prolongan estos síntomas, y entonces sí que necesitaría pedir ayuda. 

 

Yo pensaba que se iba a acentuar más por la pandemia. Yo iba a eso, a que el año pasado fue un verano todos medio encerrados, este año era como una semi libertad y ¿ahora qué?

V: Eso es lo que tenemos que ver todavía. Las vacaciones para muchos han sido liberadoras, pero para otras personas han sido unas vacaciones estresantes por el tema de la pandemia, por todas las limitaciones que había o por tener que salir otra vez a una etapa más social. Tenemos que ver cómo se enfrentan las personas ahora a esta vuelta al trabajo, pero en principio, por el síndrome postvacacional no es algo que debamos preocuparnos. Entre dos, tres días es lo normal que nos dure a todos, algunos se irán a las tres semanas y ya muy poquitos serán los que verán que no terminan de arrancar, y esto sí que puede ser que aumente este año el número de casos por la pandemia, ahí sí que podemos notar esos efectos y entonces serán las personas que tendrán esta necesidad de pedir ayuda. Si vemos que esto se va prolongando un par de meses y no hemos terminado de encontrarnos bien.

Hablábamos de esto al principio del programa y decías que era eso, ansiedad, estrés, cansancio… Que, si los vamos diciendo así, pues los tengo todos.

 

V: Tristeza, más apatía, falta de energía y de motivación, el que no te apetece nada volver al trabajo, no tener ganas y sobre todo esa sensación de “no soy capaz de llevar el nivel de estrés que llevaba antes”. Claro, pues vamos a darnos unos días para que podamos ir cogiendo ese ritmo.

Al final va a ser bueno no tener vacaciones, Edu.  No paras, vas con el mismo ritmo.

 V: Son necesarias. Necesitamos ese periodo de desconexión.  

 

¿Cómo llegar a no tener ese síndrome? ¿Qué podemos hacer?

 

V: Sobre todo, no volver el día antes. Venir unos días antes para que tengas todavía unos días vacaciones en tu casa, para que tengas unos días antes de incorporarte al trabajo. Claro, yo lo he hecho fenomenal porque yo me incorporé a trabajar ayer.

 

¿Y tú viniste?

 

V: El viernes había llegado, entonces, no solo he llegado unos días antes de incorporarme, sino que, además, no he empezado en lunes (si podemos).

 

¿Crees que es determinante lo del lunes?

 

V: Si empiezas un miércoles o un jueves lo vas a llevar mucho mejor el síndrome postvacacional, porque ves el fin de semana mucho más cercano, no se te hace la semana tan larga. Si empezamos un día entre semana que no sea el lunes, lo vamos a llevar mucho mejor.

 

Lo que viene a la cabeza es que por lo menos en Aragón, los niños empiezan el cole el 8, si no recuerdo mal, que es jueves. Ahí han pensado en ello.

 

V: Estos tips que estoy danto para los adultos los vamos a aplicar para los niños también, para la adaptación escolar, exactamente igual.

Importante, que adaptemos nuestros horarios de forma progresiva, es decir, que no sigamos trasnochando…

 

Ya estaba pensando en la jornada laboral, “jefe, que voy a ir solo dos días”

 

V: No me refiero a eso, para nada, sino que esos días que ya estamos en nuestra casa, pero que todavía tenemos vacaciones, ahí ya que no sigamos con el horario que llevábamos en nuestras vacaciones, sino que intentemos ajustar… Hombre, no nos vamos a pegar el madrugón que nos toca luego cuando trabajamos, pero vamos a intentar que por lo menos lo que son horarios de comidas, de cenas y a la hora de acostarnos sí que vaya ajustando. Entonces, con los niños sí que es muy importante que empecemos ya.

 

Ese es el hincapié de que los niños de un día para otro lo de dormir a las ocho, ocho y media… Y menos, que yo creo que es un factor determinante, el sol. Normalmente están acostumbrados en invierno a echarse a las ocho, ocho y media porque es de noche, pero ahora no es de noche.

 

V: Sí que es importante que esta semanita que nos queda hasta empezar el cole, vayamos adaptando los horarios de nuestros peques a lo más parecido posible al horario que vayan a llevar en cuanto empiecen, y veremos cómo se adaptan mucho mejor al colegio de esta manera.

 Tenemos deberes.

¿Si es que como no me voy a estresar? Si tengo que volver al trabajo yo, tengo que adaptarme yo, ahora el niño… Si es que es normal que me estrese, yo quiero estar de vacaciones como tú en la playa.

 

V: Yo creo que también es importante, yo siempre digo que trabajar es salud mental Ariane.

Sí, yo lo he necesitado. Yo era: “Sí, desconectar sí, pero a un modo, no hace falta “me voy del mundo…”, pero al final es necesario desconectar y es necesario que el cerebro resetee. Yo muchas veces digo “mente en blanco” casi.

Pero con los niños pasa lo mismo y no le damos ese valor y a mi me preocupa mucho la vuelta al cole por eso, porque al final no nos damos cuenta de que con la pandemia son los que más han sufrido, los que menos les hemos enseñado a gestionar la emociones, porque nosotros no sabemos gestionarlas. 

Yo me recuerdo, cuando lo hablábamos era un: “Bueno, pues ahora sí. No, ahora no. Bueno, ahora sí…”, pero te lo decían a ti como adulto.

V: Porque era una situación totalmente novedosa y de incertidumbre para todos, con lo cual, no podíamos anticiparles una información de la que ni siquiera nosotros disponíamos. 

Entonces, ahora viene la vuelta al cole después de esas minivacaciones, semi vacaciones que han tenido de semilibertad… Sobre todo a eso nos referimos, de se puede salir, no se puede salir, se puede hacer, no se puede hacer, restricciones de cambios cada día que dices:  “¿y ahora qué?, ¿cómo voy?, ¿cómo vuelvo?, me siento, no me siento, ¿cómo va esto?, ¿no? 

Queda una semana para el cole. Pauta principal, que de aquí al jueves que viene, nos acostemos todos a las ocho, ocho y media. 

V: Bueno, yo no he dicho la hora, eso lo has dicho tu.

Yo en mi casa.

V: Ariane, que el mío tiene ya 12 años, no lo puedo meter a la cama a las ocho. A mi me toca también la adaptación al cole, pero…

Irse pronto.

V: No solo irse pronto. Lo que está todo muy claro es que Ariane tiene ganas de meter pronto a sus hijas a la cama.

Lo tengo que decir, lo he dicho antes, para mí ha sido un verano muy duro. De conciliar, de gestionar, de miedo a… Quizá porque he estado en ese sector del ocio infantil y de ver cómo se hacen las cosas realmente mal, de cero protocolos y de cero respeto. Y ahora me pongo mega seria, porque han salido positivos en sitios de decir, pero señores que son niños, que no estamos hablando ni de animales, es que me parece fatal en todos los conceptos.  Entonces, claro, de decir no hay campus, no hay tal, no hay cual y luego en un momento dado necesita algo y no se hace… “No, no podemos coger a niños porque es un grupo burbuja”. Al final, ha sido un compendio entre lo que no se puede hacer, no se debe hacer y lo que han hecho fatal. Entonces, claro, al final, todo esto lo metes en una bola después de haber venido de una pandemia y dices: ¿y ahora qué hago yo este verano?

V: Madres estresadas.

Claro. ¿Qué hago yo este verano? ¿Dónde me meto a las niñas? Como decía ese Tik Tok tan famoso: ¿Me las devuelvo otra vez a mi sitio? ¿Qué hacemos con todo esto? Entonces, yo creo que ha sido un verano complicado para mucha gente, porque no quieres una cosa por si acaso necesitas otra porque la necesitas, y ahora vuelve el cole y vuelven otra vez a esa rueda de vuelven mascarillas y no nos hacemos hincapié a cómo se sienten ellos cuando van a volver a esa realidad.

Vale, yo las he metido a las ocho, ocho y media a la cama. 

V: ¿Te acuerdas de lo que hemos hablado al inicio del programa? Que los psicólogos no estamos para dar consejos. Entonces, que yo no le voy a decir a nadie a qué hora tiene que meter a sus hijos a la cama. Yo lo que puedo decir es que sus niños necesitan descansar y dormir las horas apropiadas para su edad, eso sí.

Cada niño luego es un mundo también.

 

V: Y que lo que es importante es que vayamos adaptando ya horarios y rutinas, eso es, pero no solo el horario de irse a la cama, si no de comer…

No, a ver, que hay que explicarlo, yo sé cómo son mis hijas y han salido al padre. Necesitan dormir muchas horas. Mi hija pequeña se acuesta a las diez y se levanta a las once.

V: Qué suerte.

Como para decirle “a las ocho te llevo a la guarde”. Pues habrá que dormirse mucho antes. Igual a las 6 la meto a la cama mañana ya.

V: Entonces, sí que es importante que empecemos ya con esto y también que vayamos retomando aquellas actividades de ocio, tanto para nosotros los adultos como para los niños, que formen parte de nuestra vida cotidiana. Que las vayamos incorporando ya, es decir, que el que vaya al gimnasio que vuelva al gimnasio ya. Porque si simplemente nos adaptamos de nuevo a nuestra vida laboral, claro, vamos a echar en falta toda esa parte que nos genera el ocio, el deporte, y nos va a costar mucho más. Entonces, preferiblemente si empezamos por esas tareas de ocio…

Ósea, vamos a ir progresivamente, no vamos a hacerlo de golpe. Porque hay mucha gente que ha vuelto de golpe y ha dicho zasca y ya corto salidas, me ciño a…

V: Eso sería lo ideal. Luego que cada uno haga lo que buenamente pueda.

Creo que ya hemos dado esas pautas y creo que al final es lo más importante ahora de vuelta a la rutina, de vuelta a todo esto.

Yo ya sé que no tienes una bola de cristal para saberlo, pero ¿tú crees que todo el tema de la pandemia se va a alargar el plazo en el que va a afectar?

V: Sí. Sin duda. 

Me refiero a que antes decíamos que hay mucha gente tomando medidas ya, pero habrá mucha que no las está tomando… ¿Crees que esto va a llevar a mucho más?

V: Pensaba que me hablabas de salud mental. 

A nivel de salud mental creo que sí. La pandemia nos está pasando factura absolutamente a todos, no hay ni una sola persona que diga “no, a mí esto me afecta de ninguna forma”. Hay a quien ha aumentado sus miedos, la hipocondría se ha disparado, la tristeza, la inestabilidad laboral está afectando, el control, la sensación de no tener libertad, y otras personas tienen mucho miedo a recuperar la libertad y que se despejen las medidas. Entonces, evidentemente esto nos está dejando a todos muy agotados, además. Entonces, va a ver unas secuelas psicológicas que se verán (ya las estamos viendo). Hemos visto cómo ha aumentado la demanda a salud mental desde el inicio de la pandemia (continúa, no se ha estabilizado esa demanda si no que continúa en auge y todavía nos queda).

Yo te voy a hacer una pregunta y sé que un poco es tirar balones contra tu propio tejado, pero si no la hago reviento. Sabiendo que tú al final tienes una clínica propia, ¿qué opinas de la gestión mental en la parte pública?

V: Yo creo que no es tirar piedras contra mi propio tejado, Ariane, porque de verdad que mi vocación es ayudar a las personas y que la gente se encuentre mejor. Al final, creo en la salud mental, me parece importante que vayamos todos a una. Yo creo que desde luego hay…

Podemos decirlo, es un desastre. Es que le estaba viendo la cara, sabía que no iba a decir la palabra y ya la digo yo.

V: Principalmente hay una parte que a mí me preocupa mucho y es que como puede ser que en los hospitales infantiles estén pasando niños y padres por situaciones tan graves y tan críticas y no haya un psicólogo ahí ayudándoles, acompañándoles, orientando de cómo hay que explicarle a los niños por lo que están pasando; el que pueda dar ese soporte.

Ahí vamos a volver otra vez a lo que hablábamos antes, a la emoción. ¿Quién sabe de empatía? ¿Qué médico ha estudiado emociones en la carrera? Los hay, hay médicos que los forman, que valoran y que creen que es una parte muy importante, sobre todo, cuando hay que dar noticias que no son muy buenas. Pero yo por experiencia, por cercanía de gente y demás, lo de la empatía brilla por su ausencia en todo el tema de la medicina.

V: Yo no creo que en todos sinceramente. 

Hay médicos que sí, está claro; hay médicos que son así. Yo creo que hay mucha gente que empatiza, que sabe empatizar, no que se ha formado para empatizar.  

V: Lo que yo sí creo es que debería estar en la carrera de medicina más trabajada esa parte, en eso si que te doy la razón. Pero yo creo que hay personas con mucha empatía dentro de la medicina.

Es un poco a lo que hacías hincapié, que al final, hay momentos en los que sí que se necesitaría un psicólogo.

V: Claro. Sí que es verdad que no están preparados porque no lo han estudiado y no se han formado en cómo eso se puede utilizar para la ayuda a los demás. Entonces, ahí es donde creo que la figura de un psicólogo se hace imprescindible.

Si. Creo que es importante y sobre todo que esa parte se empiece a gestionar más, se empiece a gestionar mejor, se destine un mayor dinero ahí, para que al final, si hay un problema de salud que se intenta erradicar… Pero el problema emocional crece. Estamos haciendo un roto para un descosido.

V: Claro. Es que va totalmente unido.

Claro. Y creo que ahí hay muchísimo por hacer aún. 

Llegamos al final del programa y yo sabes que podría seguir tirando de ese hilo, porque me encanta el tema de las emociones. Probablemente haremos otro programa en el que hablemos de emociones, niños, educación… Un poco todo, porque ya sabes que ahí hay mucha chicha y que nos puede dar para horas y horas. Pero llegamos al final del programa y la verdad que así me voy yo, así un poco entre las vacaciones y las no vacaciones, pero yo puedo decir que no estoy en postvacacional.

V: Y si no, ya te he dicho que esto se pasa en un par de días.

Nada. Que la gente esté tranquila, que vamos a volver todos a la rutina, que va a volver todo a ser como era antes y que muchísimo ánimo en esta vuelta.

V: Muchas gracias, Ariane. Estaremos en contacto. Te iré contando como van los talleres para los peques, de inteligencia emocional…

Vete contándonos, porque iremos hablando de eso, iremos hablando del tema de las emociones y hablaremos mucho más muy pronto aquí en Bihotz mujeres en Onda. 

Gracias a todos por estar ahí y nos vemos el próximo jueves con mucho más contenido y mucha más información. Hasta pronto.

 

Por favor selecciona un producto
Abrir chat
Haakaa responde
¡Hola! ¿Dinos cómo podemos ayudarte desde Haakaa?